Gustavo Zorzoli transita su último año como rector del Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA). El centro de estudiantes exige ser parte de las decisiones sobre el futuro de la institución. El Congreso se prepara para debatir el proyecto de ley por la interrupción voluntaria del embarazo.
En El Nacional, el director Alejandro Hartmann consigue registrar durante un año (el 2018) la efervescencia del CNBA, uno de los secundarios más prestigiosos de Argentina, reconocido como una casa de estudios exigente que desde épocas virreinales formó a generaciones de argentinos (y desde 1959, de argentinas).
«Luego de treinta años tuve el privilegio de poder introducirme nuevamente en él, silenciosamente y sin nostalgia», dijo Hartmann, egresado del colegio. «Esperando retratar la pétrea institución me encontré, como testigo sorprendido, con una fuerza imparable que hace saltar por los aires ciertas formas de pensar las relaciones sociales. La tensión entre tradición y cambio, característica de esta institución, se me hizo conmovedoramente evidente».
La nueva película del director de Carmel es un documental de observación que consigue un acceso privilegiado a reuniones de padres en el inicio del ciclo lectivo, a discusiones acaloradas en la cooperadora por el reparto de la recaudación y a la enseñanza en las aulas. Desde el comienzo, sigue de cerca los movimientos en el centro de estudiantes, sacudido por un caso de abuso y definiendo en asamblea las próximas tomas en rechazo del nuevo rector. El Nacional también tiene algunos hallazgos de archivo con programas grabados por los propios alumnos en 1991 (El rey tuerto) y 2018 (El micrófono descartable).
El trabajo de Hartmann dialoga con otras películas donde las tensiones alrededor de la enseñanza y los modos de evaluación se ponen en juego. En Escuela Normal, por ejemplo, la directora Celina Murga vuelve a la escuela secundaria de la que egresó para mostrar las campañas para elegir el próximo centro de estudiantes y el funcionamiento interno del establecimiento. En Las facultades, la cineasta Eloísa Solaas se ocupa de la instancia muchas veces traumática de los exámenes finales en la universidad pública. Una aproximación íntima al proceso de estudio y evaluación de la educación superior en nuestro país.
A propósito del estreno de El Nacional en el Centro Cultural General San Martín, esta semana hablé con el director Alejandro Hartmann sobre sus ideas iniciales para retratar al colegio y sobre los cambios de la institución a través del tiempo.
El origen: «En 2016 o 2017 mi hijo estaba en tercer año (N.del R.: Ciro Hartmann, egresado del colegio y compositor de la música de la película) y se produjo una situación relacionada con los escraches. Empezó a pasar algo que para mí era inédito relacionado a todo un movimiento de padres y madres con este tema. Me pareció un poco exagerado y me llamó la atención toda la reacción de la comunidad. A su vez, en paralelo hubo tomas muy grandes del colegio. Ahí pensé que sería interesante pasar un año adentro filmando. Si bien la película tiene su lado nostálgico a través de los archivos y también de las representaciones del colegio a lo largo del siglo XX, el origen no tuvo que ver con mi costado de ex alumno sino con mi experiencia como padre sorprendido de lo que pasaba a partir de las nuevas generaciones. De alguna manera era el reflejo de algo más grande que estaba pasando en el país. Ese fue el germen de la película”.
Los archivos: «Tenemos uno del año 1927 grabado por Pablo Ducrós Hicken(N. del R.: historiador y apasionado de las películas, el Museo del Cine de Ciudad de Buenos Aires lleva su nombre) que da cuenta de toda esta mistificación del colegio y de los formadores de la patria. Muestra el edificio, los estudiantes en las aulas que son todos varones y los lugares son los mismos que ahora, pero es un registro en blanco y negro y mudo. Después aparece El rey tuerto del año ‘91, que es gente de mi generación, como Bruno Stagnaro. Luego está El micrófono descartable, que eran los chicos que estaban mientras estábamos filmando. Luego hay un material de finales de los años sesenta y comienzos de los setenta de la creación del centro de estudiantes. Queríamos recorrer estas otras representaciones que tuvo el colegio que daban cuenta de su historia, de sus momentos y tratar de resignificarlos a partir de lo que se vivía mientras nosotros estábamos ahí».
Las repercusiones: «Fueron espectaculares. A las funciones de BAFICIvinieron todos. Me daba un miedo tremendo de qué le iba a parecerles a Zorzoli y a los chicos verse de esa manera. Pensá que además los chicos y las chicas estaban en quinto año pero, por ejemplo, está Martina, que aparece en el documental cuando estaba en primero y ahora cursa quinto. Entonces, verte cuando tenés 17 o 18 y verte cómo eras cuando tenías 13 es como para morirte de vergüenza porque son momentos muy cambiantes de la vida. Pero en la película yo los observo con un ojo cariñoso porque para mí era todo admirable y todo era hermoso».
(*) La película se podrá ver a lo largo de septiembre en el Centro Cultural General San Martín en estos días y horarios:
Sábado 03/09, 19hs
Viernes 09/09, 19hs
Domingo 11/09, 19hs
Sábado 17/09, 17hs
Domingo 18/09, 19hs
Jueves 22/09, 19hs
Sábado 24/09, 19hs