— Es un hombre de una gran calidad humana, un espléndido padre y un marido con los vicios y virtudes de todos los maridos.
— ¿Qué vicios y qué virtudes?
— Bueno, tal vez empezaré por sus vicios. Creo que es un poquito dominante.
La escena no podría ser más incómoda y escalofriante. La mujer que habla es Lucía Hiriart, esposa del dictador chileno Augusto Pinochet. Lo hace al lado de su marido, en la intimidad de su casa, durante una serie de entrevistas con la televisión francesa grabadas entre 1976 y 1977 a cargo del realizador español José María Berzosa, que por entonces viajó a Chile para registrar los primeros tres años del régimen militar.
Casi 30 años después, el propio Berzosa utiliza los archivos de aquellos encuentros aparentemente cordiales con Pinochet y los cabecillas de la Junta Militar para componer el impactante documental Pinochet y sus tres generales estrenado en 2004.
En las entrevistas, el cineasta les había propuesto a los cuatro un cuestionario con preguntas alrededor de sus preferencias literarias y pasatiempos y había dividido las charlas en dos partes. Una conversación formal sobre lineamientos generales del gobierno militar y una entrevista más descontracturada, junto a sus esposas y nietos.
«Nosotros tenemos que sanear el país en lo moral, en lo político y en lo económico y enseguida ir devolviendo las libertades políticas y los derechos del hombre a la normalidad», dice Gustavo Leigh, el jefe de la Aviación que ordenó el bombardeo al Palacio de la Moneda el día del golpe. Inmediatamente después cuenta que colecciona pájaros de distintos países, que escucha música clásica y que prefiere leer autores latinoamericanos. Muy hábilmente, el realizador recuerda con un archivo de la época la quema de libros ordenada por la dictadura en las calles de Santiago.
Las entrevistas se difundieron originalmente en 1978 en cuatro capítulos de Impresiones de Chile, un programa especial de la televisión francesa. Por entonces, Pinochet había dejado de dar notas, especialmente con periodistas extranjeros, luego de que uno de ellos hablara de democracia totalitaria en lugar de democracia autoritaria, como prefería considerar el dictador chileno a su forma de gobierno. «América se ha dado cuenta que para enfrentar al comunismo se requiere un régimen autoritario. Eso es lo que hablo yo de democracia autoritaria, pero me la han querido tergiversar muchas veces», explica en la película.
Los cuatro militares pretenden mostrarse como una suerte de libertadores contemporáneos que llegaron al poder para «salvar» a Chile del comunismo. En una decisión muy inteligente de Berzosa, la película contrasta las palabras de los genocidas, que escuchadas hoy suenan casi paródicas, con testimonios de familiares de las víctimas. Un contrapunto crudo y eficaz para tomar verdadera dimensión de los crímenes cometidos contra miles de personas.
En distintas oportunidades, desde que empecé a escribir los correos de Línea Documental, dediqué algunas ediciones a series y películas sobre la historia reciente de Chile. Muchas de esas producciones se complementan con Pinochet y sus tres generales. En Santiago, Italia, el reconocido cineasta italiano Nanni Moretti indaga sobre la historia de los perseguidos chilenos que consiguieron refugio en la Embajada de Italia en Santiago. Un hecho pocas veces explorado sobre el exilio forzado y la hazaña diplomática que salvó la vida de cientos de personas. En este especial del newsletter, reuní 9 documentales del director Patricio Guzmán que exploran el genocidio en el país vecino. En los últimos dos años, además, se estrenaron dos producciones en Netflix y Amazon Prime sobre Colonia Dignidad, la secta alemana que operó en Chile durante más de treinta años.