Hace unos días, luego de que se conociera el anuncio de la segunda temporada The Jinx, volví a ver esta serie policial creada por Andrew Jarecki y Marc Smerling. Me había olvidado detalles, pero tenía presente lo importante: fue una serie distinta en el universo cada vez más repetitivo del true crime en plataformas de streaming. Desde el comienzo se nota el interés de los productores por contar una buena historia antes que por captar la atención con trucos prefabricados y ediciones ligeras, como manda el algoritmo.
Aunque The Jinx no fue la primera gran serie sobre un caso real (en 2004 se estrenó The Staircase, por ejemplo) la figura de su enigmático protagonista, el millonario estadounidense Robert Durst, la rigurosa investigación y el trabajo de montaje opacaron otras producciones de estas características desde su estreno en 2015.
Resumo brevemente (y sin spoilers) el nudo de la historia: Durst fue acusado por la misteriosa desaparición de su esposa Kathleen McCormack en 1982; por el asesinato de su mejor amiga, la escritora Susan Berman en el año 2000, y por la muerte y desmembramiento de su vecino, Morris Black, en 2001. Durante esos veinte años vivió en distintos lugares, en la mira de la justicia y de los investigadores, pero en libertad y sin condena.
En 2010, inspirado por la historia de Durst y McCormack, Andrew Jarecki dirigió la película All Good Things, con Ryan Gosling y Kirsten Dunst. Un thriller psicológico donde el personaje de Gosling es un manipulador con cambios repentinos de humor que maltrata a su esposa. Muchos años después, el director muestra en el primer capítulo de The Jinx que Durst lo llamó para decirle que vio su película y le ofreció su testimonio. Esas entrevistas -más de veinte horas de grabación- fueron uno de los principales insumos para armar esta serie y empezar a desentrañar las diferentes versiones sobre el caso.
A lo largo de los seis episodios, cargados de tramas y subtramas, Durst habla de la muerte violenta de su madre y de la difícil relación con su hermano Douglas. Además, responde todas las preguntas -incluida una explicación sobre el descuartizamiento de su vecino- con una frialdad pocas veces vista en otros acusados. Para cada uno de los crímenes adjudicados al empresario la producción reunió expedientes judiciales, testimonios de abogados y entrevistas con familiares. «Él no está loco. Él es diabólico», dice uno de de los detectives.
The Jinx fue un verdadero suceso y con las repercusiones, llegaron las polémicas. En el último capítulo se produjo una situación bastante infrecuente para una serie. Durst fue al baño, comenzó a hablar solo y se confesó: «¿Qué demonios hice? Matarlos a todos, por supuesto». Lo dijo sin percatarse del micrófono corbatero que permanecía encendido en su camisa. Jarecki y Smerling quedaron en el centro del debate por «guardar» esta explosiva declaración hasta el momento del estreno de la serie. Las entrevistas con Durst se grabaron en 2012, pero The Jinx salió al aire en 2015. ¿Lo sabían y lo ocultaron para tener un final perfecto? En su defensa, dijeron que pudieron ver el crudo del material mucho tiempo después de haberlo grabado. En cualquier caso, la confesión existió y Durst terminó preso.
En octubre de 2021, un tribunal lo condenó a cadena perpetua luego de probar -con nueva evidencia- que había asesinado a Susan Berman. Pocos meses más tarde, en enero de 2022, Durst murió por causas naturales a sus 78 años.
La expectativa ahora está puesta en los seis nuevos episodios de la segunda temporada, prevista para 2024. Según trascendió, al término de la primera parte los realizadores siguieron con su investigación sobre el caso durante los siguientes ocho años. En ese tiempo descubrieron nuevas pruebas, consiguieron declaraciones de Durst antes de su muerte en la cárcel y entrevistas con personas que nunca antes habían hablado.