Cuesta imaginarlo hoy, pero hubo un tiempo en que los partidos de la NBA, la liga de básquet más importante del mundo, eran intrascendentes. La falta de inversión de los clubes, la baja asistencia de público a los estadios y la caída en picada de la audiencia durante las transmisiones habían disminuido considerablemente el interés por este deporte a finales de los años setenta en los Estados Unidos.
«Era como una liga montada en un patio», recuerda Rod Thorn, manager de los Chicago Bulls entre 1978 y 1985. En ese contexto un poco decadente, Earvin Magic Johnson, jugador de los Angeles Lakers, se convirtió en uno de los puntales para la renovación del básquet estadounidense. Con apenas 20 años y una destreza pocas veces vista para su contextura física (medía dos metros y pesaba noventa kilos cuando fue fichado en 1979) rápidamente logró imponerse como líder.
En poco tiempo, Magic se hizo un lugar en el equipo y a la seguidilla de triunfos de los Lakers, le sumó una agitada vida pública. A comienzos de los ochenta, el basquetbolista era invitado a los programas más populares de la televisión y asistía a los exclusivos eventos de la farándula de Hollywood como una estrella. El empresario Jerry Buss, dueño del club y uno de los impulsores de ese perfil público de Johnson que mejoró la recaudación de los Lakers, supo explotar como nadie el show del deporte. Llegó incluso a armar un plantel de bailarinas para «motivar» al público en los entretiempos: «Jerry sentía que tenía que haber algo más que dos equipos compitiendo», recuerda el basquetbolista.
En They Call Me Magic, la serie documental de cuatro episodios donde repasa su carrera, Magic rememora sus primeros días como «novato» en el equipo liderado por Kareem Abdul-Jabbar y habla de las tensiones internas que sufrió el plantel cuando se terminó una racha ganadora que duró diez años. Entre 1980 y 1988, de la mano de Johnson, los Lakers consiguieron cinco campeonatos en la NBA hasta que los Chicago Bulls de Michael Jordan pusieron en jaque su reinado.
Ese momento profesional coincidió con el anuncio público de su lucha contra el HIV. Johnson contrajo el virus en 1991 cuando, por prejuicio o desconocimiento, todavía era considerada falsamente como una «enfermedad de homosexuales y drogadictos», tal como señalan algunos especialistas en el documental. En el tercer episodio, el basquetbolista cuenta cómo fueron los días en que el diagnóstico médico lo puso frente al final de su carrera y al borde de la muerte. La serie se ocupa también de sus inicios como empresario; del armado de la fundación con la que inició campañas de ayuda social y de su fallida experiencia como conductor de un late night show.
La superproducción de AppleTV+ incluye una enorme cantidad de archivo de época y entrevistas exclusivas. Aparecen su archirrival en la NBA, Larry Bird; el comediante Arsenio Hall, los ex presidentes Bill Clinton y Barack Obama; y su círculo más íntimo -padres, hermanos, hijos- encabezado por su esposa Cookie.
«Podemos discutir acerca de quién es el mejor. Algunos dirán Bill Russell, Jerry West, Oscar Robertson, Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Michael Jordan o LeBron James. La lista es infinita. No lo digo porque yo lo entrenara, ni porque lo quiera, pero creo que Magic es el mejor», sentencia el ex entrenador de los Lakers, Pat Riley en el último episodio.