Las biografías documentales supervisadas hasta el cansancio por sus protagonistas o sus familias me aburren muchísimo. Sin quiebres, sin conflictos, con historias de vidas felices y carreras perfectas, al menos en mi opinión, ese tipo de producciones no terminan de funcionar del todo. Pero hay resultados intermedios donde el talento de un director, una buena selección de archivos y algunas entrevistas destacadas logran matizar esa narración autorizada.
En este sentido, el documental Sidney, que acaba de estrenar AppleTV+, es un buen ejemplo porque, pese a tratarse de una mirada más o menos oficial, propone un recorrido interesante por una figura notable. Se trata de un emotivo y delicado retrato sobre el actor Sidney Poitier, ícono del cine estadounidense desde los años ‘50 y emblema de la defensa de los derechos civiles, que murió en enero a los 94 años. La película rastrea sus orígenes humildes en Isla del Gato, en Bahamas, donde vivió junto a sus padres y hermanos hasta su adolescencia.
«Ignoraba la existencia de la electricidad. Ignoraba que el agua pudiera llegar a una casa por una tubería. A base de observación aprendí cómo era el mundo», recuerda el actor en una entrevista que sirve de hilo conductor para toda la película. Presentado de manera cronológica, el documental traza un recorrido por sus comienzos profesionales y da cuenta de una época hostil para la comunidad afroamericana en los Estados Unidos. Poitier habla sobre los interrogatorios policiales que debió soportar o el permanente asedio del grupo racista Ku Klux Klan antes y después de convertirse en actor.
Sus años en Nueva York, tras una breve estadía en Miami, resultaron determinantes para su carrera. Gracias a los avisos clasificados del diario Amsterdam News llegó a su primer casting y fue fichado para encarnar a un joven médico en No Way Out, en 1950: «Quería hacer una película sobre negros en los Estados Unidos. La primera de este tipo sobre un tema muy interesante y delicado. Había gente de la industria que no tenía el valor para hacer una película así», dice Poitier.
Su consagración definitiva llegó pocos años más tarde, en 1964, cuando ganó el Premio Oscar a la mejor actuación por la película Una voz en la sombra en una terna disputada con los actores Paul Newman y Rex Harrison. «¿Se imaginan la inmensa alegría, la magia y lo increíblemente maravilloso que fue ese momento que superó todo lo que estaba pasando en nuestra comunidad?», dice la conductora Ophah Winfrey, amiga personal de Poitier y una de las productoras del documental, al recordar que la premiación se dio casi en simultáneo a la sanción de la Ley de Derechos Civiles que prohibió en su país todo tipo de segregaciones a la comunidad afroamericana, hasta entonces normalizadas.
Sidney tiene varios hallazgos de archivo con viejas entrevistas de Poitier en la televisión estadounidense y también imágenes restauradas de algunos de sus clásicos. La producción consiguió buenos testimonios de familiares, amigos y artistas que fueron muy cercanos. Además de Winfrey, aparecen los actores Denzel Washington, Halle Berry, Robert Redford y Barbra Streisend y el director de cine Spike Lee.
