De entrada conocemos el escenario y sus protagonistas. Un helicóptero con soldados armados sobrevuela un territorio desértico, en medio de la noche, en una zona de montañas. De entrada también conocemos el propósito de su misión: eliminar al objetivo que aparezca en la mira.
A partir de las grabaciones de video de las fuerzas armadas estadounidenses, francesas y británicas, la directora Éléonore Weber presenta un relato aterrador de la guerra moderna en países como Afganistán, Irak y Pakistán. «Cuando vuelan, todo lo que ven los pilotos es grabado. Luego, todo lo grabado se archiva. En el teatro de operaciones exteriores, borrar las grabaciones constituye un delito, un crimen», dice la voz en off de la narradora Nathalie Richard.
El testimonio de un soldado francés, identificado como Pierre V., guía las misiones nocturnas que vemos en pantalla, siempre a través de la voz de la narradora. Por Pierre V. sabemos que los soldados sólo pueden disparar si están seguros de la peligrosidad que tienen enfrente. Una regla de combate arbitraria si se tienen en cuenta los civiles asesinados por representar una presunta amenaza desde que comenzaron las guerras en Afganistán e Irak, en 2001 y 2003.
En There Will Be No More Night, la cineasta recuerda el primer video desclasificado que difundió Wikileaks, la organización del activista Julian Assange, en 2010. Bajo el título Collateral Murder (asesinato colateral), en la grabación se veía el ataque de un helicóptero apache del ejército estadounidense sobre un grupo de civiles en Bagdad. La operación, que dejó 12 muertos, rápidamente recorrió el mundo y puso a Assange en la lista de enemigos del Pentágono.
Pierre V. dice en el documental que ese video «cambió la percepción de esta guerra porque hizo escándalo. Uno de los abatidos por los militares ese día era periodista. En su mochila no había ningún fusil si no un pie de cámara. Desde el inicio y hasta el final de la secuencia, los pilotos se equivocaban sobre lo que veían». Uno de los méritos de la película es el montaje de ese registro seco, siempre desde la perspectiva de los soldados y en planos aéreos, con siluetas fantasmales que apenas pueden identificarse.
En una entrevista para el Festival Internacional de Cine Documental de Mallorca, que recomiendo ver completa, Éléonore Weber habla sobre cine, lenguaje documental y el origen de sus proyectos. Dice sobre su película: «¿Es realmente un documental? ¿O sería más bien un ensayo fílmico, un objeto experimental no identificado? Sin duda no es una ficción. Me interesa lo real y estoy especialmente interesada en aquello a lo que no podemos tener acceso».