En el final de Rancho, la ópera prima de Pedro Speroni, el boxeador Iván Bilbao sale en libertad para reencontrarse con su familia y empezar una nueva vida. En su casa de la localidad bonaerense Chascomús, un año más tarde, Speroni apela a los recursos de su primera y asombrosa película y registra de cerca ese período de reinserción en la intimidad familiar.
En los primeros minutos ya se conocen detalles del presente de Bilbao. Entrena para volver a pelear, supervisado por Yamila, su mujer. Ahora, además, es prestamista. Ofrece pequeños montos de dinero a vecinos de la zona con la advertencia de que, si no lo devuelven, habrá consecuencias. Como en el pabellón, en su nueva vida se impone la ley del más fuerte. Los Bilbao hace un esfuerzo por empatizar con los que, como Iván, atravesaron momentos difíciles y buscan su redención.
Speroni y Bilbao forjaron una amistad cuando el director grababa Rancho en un penal de máxima seguridad bonaerense. El cineasta recuerda que mientras registraba imágenes del lugar, se desató una violenta pelea y Bilbao lo apartó para evitar que lo golpearan. Un gesto que marcó el vínculo entre ambos. Desde que el boxeador consiguió su libertad, Speroni nunca dejó de visitarlo. En una de esas estadías en Chascomús le propuso grabar su día a día. Bilbao aceptó y durante nueve meses, el realizador registró cerca de 40 horas con distintas imágenes.
Durante el montaje, la idea inicial del documental (un perfil centrado solo en Bilbao) de repente mutó a un retrato familiar que incluyó a Yamila, su hija Luz y sus padres.
A propósito del estreno de la película en algunas salas en Buenos Aires, esta semana hablé con Pedro Speroni, director de Los Bilbao, sobre el origen, su impactante trabajo de observación y su futuro proyecto para completar una trilogía en el universo carcelario.
El origen: «La salida en libertad de Iván coincidió con el último día de rodaje de Rancho, porque ya no teníamos más permiso para filmar. En ese momento yo sólo pensaba en mi primer largometraje. Pensar en el segundo era una locura sin tener siquiera el primero. Pero, cuando sale de la cárcel, yo aprovecho para grabar su despedida de los pibes del pabellón, en medio de una emoción muy grande, de parte de ellos y de parte mía por el tiempo compartido entre todos. Empecé a ir a Chascomús, pero desde un lugar de amigo. Hasta que un día llevé la cámara. A Iván mucho no le importaba la película, le importaba el vínculo conmigo. Él tiene su vida y su laburo y le importan sus cosas. Empezamos a filmar y me fui a vivir con ellos hasta registrar todo el proceso del embarazo de Yamila. En el fondo, creo que Los Bilbao terminó siendo la historia de un hombre de lucha que vivió cosas muy duras y sigue luchando».
La experiencia de Rancho: «Como todo vínculo, fue de a poco. Ellos creían, por lo que me dijeron después, que yo era un infiltrado de la policía. Después ganamos confianza, se empezaron a abrir y a contarme toda su vida. Fue todo un proceso de un año y medio de estar prácticamente con ellos sin grabar (N. del E.: Speroni tenía permiso para entrar al pabellón de población, pero no para registrar imágenes con una cámara. Cuando finalmente lo consiguió, el trabajo de rodaje se extendió por un mes y medio a lo largo del año 2016).
Documental de referencia: «Cuando grabé Rancho yo estaba con los pibes y si bien no era uno más porque no estaba en cana, ellos me dieron un lugar increíble. Yo nunca había filmado, nunca había operado una cámara. En ese tiempo vi Urgences, de Raymond Depardon (N. del E.: un documental de observación, grabado en 1988, en un servicio de urgencias psiquiátricas en París) Lo que me gustaba de esa película es que Depardon se quedaba y se la bancaba muy cerca de las personas”.
Devoluciones en el exterior: «Los Bilbao se estrenó en Visions du réel (N.del E.: uno de los festivales de documentales más importantes del mundo, que tiene lugar en Suiza). Es una película muy incómoda porque Iván es un tipo con el que uno se encariña mucho por momentos y por momentos nada. Hay gente que empatizó sobre todo con la herida que tiene alguien después de pasar las cosas que pasó Iván»
Próximo documental: «Tengo ganas de hacer una trilogía, pero esta vez dándole voz a las mujeres presas. Estuve viviendo en una cárcel prácticamente dos años de mi vida y el nuevo documental estará centrado en una de las chicas que se llama Thalia. Ella estuvo tanto tiempo presa que cuando salió en libertad quería volver caminando a su casa, en Fuerte Apache. Así que la seguimos durante cinco horas desde la cárcel de San Martín. Ese es el comienzo de la película. Estamos filmando hace cinco meses».
