El caso Wanninkhof-Carabantes
Un común denominador en los casos policiales con gran cobertura mediática ha sido siempre el peso que la opinión pública tiene para determinar los destinos de una investigación. Abundan casos «juzgados» primero por la prensa antes que por la justicia, con hipótesis fundadas por escasa o nula evidencia.
El caso Wanninkhof-Carabantes, reconstruido ahora en un documental, es un ejemplo paradigmático. La directora Tània Balló regresa a 1999 para contar los pormenores de una investigación judicial repleta de irregularidades donde la presión social y de los medios jugaron un papel trascendental. El cuerpo de Rocío Wanninkhof, una adolescente de 19 años, es encontrado 25 días después de una intensa búsqueda en Cala de Mijas, en la comunidad autónoma de Andalucía, al sur de España. Por el avanzado estado de putrefacción, los forenses sacan apenas un puñado de conclusiones, pero precisan que el posible agresor atacó brutalmente a la víctima por la espalda en reiteradas oportunidades con un arma blanca.
En la escena del crimen, además de las pertenencias de la joven, secuestran una colilla de cigarrillo. «En ese momento, evidentemente, todo el entorno e incluso el pueblo en el cual vivía Rocío, tenía miedo. Y es un miedo en parte alimentado por la alarma social que crea la prensa», recuerda la criminóloga Paz Velasco de la Fuente.
Exploradas algunas hipótesis, comienzan a pasar los meses y la policía fija su atención en el entorno familiar de la víctima: «Los investigadores tenían necesidad de dar con algo. La presión social era muy fuerte y no tenían nada», apunta el periodista Ignacio San Martín, que cubrió el caso para Cadena Ser. Dolores Vázquez, ex pareja de la madre de la víctima, se convierte entonces en la presunta asesina de la adolescente y queda detenida un año después del crimen.
«Rencorosa», «agresiva», «calculadora», «muy fría» y «malvada» fueron algunos de los adjetivos que usó la prensa española para construir al personaje: una mujer que había trazado un plan para matar a Wanninkhof porque la responsabilizaba por la separación con su madre. «Dolores la tenía muy difícil porque era una persona que no caía bien, que no era agradable, que no era simpática y que era lesbiana en 1999″, contextualiza San Martín con el foco puesto en los discursos de odio y los señalamientos lesbofóbicos que la convertirtieron en cuestión de días en un monstruo.
Vázquez pasó un año detenida hasta el comienzo del juicio donde fue condenada a 15 años de prisión sin pruebas firmes que la ubiquen en la escena del crimen ni evidencia suficiente para sostener su culpabilidad. Pero, cuando todo parecía resuelto, la serie viaja en el tiempo a 2003. El 14 de agosto de ese año aparece asesinada Sonia Carabantes, una adolescente que había desaparecido en la ciudad de Coín, en la provincia española de Málaga. Tras un análisis forense, los peritos encuentran rastros de ADN del presunto atacante en el cuerpo de la víctima y resuelven, en este caso, contrastarlo con las muestras del archivo de la Guardia Civil.
Con una narración trepidante, a la altura de los mejores thrillers, el documental arribará a una verdad demoledora sobre los femicidios que mantuvieron en vilo a todo un país. A propósito del estreno en Netflix y del suceso en España, donde El caso Wanninkhof-Carabantes se convirtió en una de las tendencias de la semana, hablé con su directora Tània Balló sobre el proceso de preproducción y búsqueda de material y sobre los orígenes del proyecto. Para evitar posibles spoilers, antes de leer la entrevista te sugiero ver primero el documental.
1. ¿Cuándo empezaste a trabajar en este documental?
La idea la llevaba pensando desde hacía años, pero el tiempo de producción ha sido de dos años. Siempre me interesó mucho la casuística que rodeaba este caso, por todos aquellos elementos que lo configuraban desde una perspectiva social y de género.
2. ¿Cuál es el rol que asignás a los medios en la conducción de la investigación judicial de ambos femicidios?
Los medios fueron parte de un sistema que falló. La cuestión es la presión que estos ejercen y las líneas rojas que se llegan a sobrepasar con el fin de lograr audiencia a cualquier precio.
3. Dolores Vázquez aparece por última vez en el documental en un archivo de 2013 en Madrid. ¿Cuál es su presente? ¿No aceptó aparecer como entrevistada?
Desconozco los detalles de su presente. Y no, no aceptó, pero no pasa nada. Yo siempre concebí el film sin su entrevista. Aún así ella está, al igual que otras muchas víctimas de este caso.
4. Encuentro varios puntos de conexión de tu trabajo con El Caso Alcàsser, también disponible en Netflix, especialmente respecto a la cobertura de la prensa. ¿Cómo fue el trabajo de recopilación de esos archivos de TV?
Fue muy compleja. Eran muchos archivos y muchos de ellos muy parecidos. El trabajo estuvo en encontrar archivo que no se había emitido. Pero está claro que era fundamental para la película encontrar un archivo que fuera más allá del noticiario, y lo conseguimos.