La mañana del 11 de septiembre de 2001, el presidente de los Estados Unidos George W. Bush cumplió con la rutina planificada. Antes de visitar una escuela primaria en Florida, una de sus principales actividades del día, corrió siete kilómetros en dos horas con un periodista de la agencia Bloomberg obligado a entrevistarlo al trote y rodeado por la custodia del Servicio Secreto.
En lo que parecía ser un día como cualquier otro, el reporte de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que Bush recibía a diario no indicaba nada fuera de lo común. «En esos informes, Al-Qaeda era la principal preocupación, pero no se sabía cuándo, cómo y dónde», recuerda Michael Morell, informante presidencial. Casi en simultáneo, sin que esos partes de inteligencia lo advirtieran, un grupo de terroristas secuestraba el primer vuelo de American Airlines que impactaría contra una de las Torres Gemelas, en Nueva York. El mundo estaba a punto de cambiar para siempre.
Mientras tanto, en Florida, todo siguió según lo previsto. Bush leía cuentos en un aula cuando uno de sus colaboradores lo notificó del impacto -por esas horas considerado accidental- de una supuesta avioneta contra una de las Torres Gemelas. «Lo primero que piensa un agente del Servicio Secreto es ¿El presidente peligra aquí? ¿Hay algún tipo de relación (del hecho) con el Presidente? En ese momento se decidió que no corría ningún peligro y continuamos con el evento», recuerda Dave Wilkinson, agente del Servicio Secreto.
En 9/11: Inside the President ‘s War Room, el director Adam Wishart ordena la información desde la perspectiva de Bush, de sus colaboradores y de los testigos ocasionales de ese día determinante para el mundo.
Con excepción del entonces secretario de Defensa Donald Rumfeld, que murió en junio del año pasado, la película reúne a los principales funcionarios del gobierno republicano como la ex consejera de Seguridad Nacional Condoleezza Rice; el ex secretario de Estado Colin Powell y el ex vicepresidente Dick Cheney, una figura clave en la estructura del poder en 2001. A estos testimonios con la «versión oficial» se suman los archivos de las cadenas noticias (son tantos y tan buenos que podrían usarse para una segunda película) y las imágenes del fotógrafo presidencial Eric Draper, que sirven para contextualizar un cuadro desesperante.
Horas después de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, cerca de Washington D. C., los colaboradores de Bush creían que el siguiente objetivo a destruir sería el avión presidencial Air Force One. Con el tráfico aéreo detenido y frente a la posibilidad de otro posible ataque inminente, los colaboradores debieron convencer al presidente de que lo mejor en ese momento era no regresar a la capital del país.
A diferencia de la docena de producciones estrenadas en 2021, cuando se cumplieron 20 años de los ataques terroristas, 9/11: Inside the President ‘s War Room, una producción original de AppleTV+ y BBC, no se ocupa de los orígenes de Al-Qaeda ni de las derivaciones que tuvieron los atentados en los años posteriores (Bush invadió Afganistán en 2001 e Irak en 2003 como parte de su cruzada antiterrorista) sino de las primeras 24 horas en las que el país quedó virtualmente paralizado.