Cuando se estrenó El agente topo, en 2020, el nombre de la directora chilena Maite Alberdi se escuchó en todas partes. Elogios de la crítica, éxito de reproducciones en Netflix y una nominación al Oscar como Mejor Largometraje Documental coronaron el camino recorrido por la película y su realizadora. La vida de Sergio, el agente encubierto de 83 años que debía investigar lo que ocurría en un asilo de ancianos, cruzó transversalmente la ficción y el documental en una historia increíble.
Seis años antes de este estreno, la realizadora dirigió La once, su primer largometraje exploratorio del mundo de los adultos mayores. En este caso, centrado en un grupo de amigas que se conocieron en el colegio secundario y que desde hace más de 60 años se reúne una vez al mes para tomar el té. Cinco mujeres alrededor de un gran banquete con tortas y sándwiches, perfectamente distribuidos, que discuten temas del presente y evocan un pasado común. Todas pertenecen a la clase acomodada chilena, abiertamente conservadora, pero se podría reconocer en sus diálogos un universo transferible a cualquier sociedad.
«Acá uno ve una foto de ellas y sabe de qué clase son. Pero cuando yo llevaba la película a otros países no se distinguía realmente», reconoció la directora en una entrevista. En las conversaciones aparecen diálogos sobre la soledad, la muerte y la enfermedad, pero también sobre los mandatos sociales: «La virginidad dejó de ser un valor», dice una de ellas al recordar su noche de bodas. «¿Que sufrirían más ustedes como mujeres? ¿Ser viudas o haber sufrido una infidelidad?», pregunta otra.
«Yo creo que la gracia de esta película es que uno no la puede encasillar en un tema principal y eso la vuelve versátil porque está llena de sutilezas. Yo creo que lo transversal de la película es la amistad», aseguró Alberdi, nieta de una de las protagonistas. «Por supuesto que la vejez es un tema importante porque la idea es mostrar una nueva manera de vivir la vejez con personajes que están muy activos, que lo pasan bien hasta el último día o se mueren de un día para otro, pero aprovechando al máximo».
La documentalista se encontró con sus personajes una vez al mes, todos los meses, durante cinco años. En total, recuerda, grabó 200 horas de video con las meriendas. Desde su estreno, La once se convirtió en un suceso. Estuvo cuatro meses en la cartelera de los cines de Chile y fue vista por 25 mil espectadores, algo inédito para un documental. En una charla de casi media hora en Casa de América, que te recomiendo especialmente después de ver la película, hay detalles complementarios para entender cómo fue ese largo rodaje y las repercusiones que tuvo en otras partes del mundo.
A propósito de su estreno en cines de Viedma: la capital que no fue, esta semana hablé con Jorge Leandro Colás sobre el origen del proyecto, el trabajo de montaje con los archivos de la época y del sueño inconcluso de Volví esta semana a las películas de Maite Alberdi, que siguen desperdigadas en el catálogo de Netflix, después de haber visto La memoria infinita, su nuevo documental, estrenado en la última edición de BAFICI. Una producción centrada en la historia de amor del periodista Augusto Góngora, que padece Alzheimer, y su mujer Paulina Urrutia. Otra vez la vejez, la enfermedad y la muerte como ejes. La película ganó el Premio del Jurado en el Festival de Sundance y espero que llegue pronto a alguna plataforma.
