Las familias rotas de China

12/06/2021 actooalizame@gmail.com

Las familias rotas de China

China y la "política del hijo único"

One Child Nation

Hasta su derogación, en 2015, China aplicó durante 35 años una estricta política de control de natalidad que tenía como objetivo frenar la expansión demográfica y evitar una crisis económica.

Durante tres décadas, las familias debieron acoplarse a la llamada «política de hijo único» o atenerse a las consecuencias que acarreaba violar ese mandato estatal: centenares de mujeres fueron a obligadas a abortar, en algunos casos con ocho meses de gestación, o abandonar a sus hijos recién nacidos en las calles y eventualmente entregarlos a las autoridades.

Nanfu Wang, directora de One Child Nation, nació en 1985, cuando el país ya era el más superpoblado del mundo. China tenía hacia finales de la década del ochenta mil millones de habitantes y desde 1982 la «política del hijo único» estaba incluida en la Constitución local.

La directora cuenta que se sintió una especie de oveja negra durante buena parte de su infancia por el solo hecho de pertenecer a una familia que rompía la regla: «La mayoría de los niños de la ciudad eran hijos únicos. Cada vez que alguien se enteraba que yo tenía un hermano, me sentía avergonzada, como si nuestra familia hubiera hecho algo malo al tener un segundo hijo«, dice en su relato en off en el documental.

La medida marcó para siempre a muchas familias del Pueblo Wang, en la provincia de Jiangxi, incluida la de la cineasta: su tío y su tía fueron obligados a abandonar y entregar, respectivamente, a sus hijos. Más de tres décadas después todavía se arrepienten.

Además de ofrecer una foto de cómo la rigidez de esta disposición afectó a las familias de todo el país, One Child Nation revela el tráfico ilegal que se montó como negocio paralelo cuando literalmente se recolectaban de las calles bebés abandonados para venderlos a orfanatos. También explora el vidrioso circuito de las adopciones internacionales que China habilitó especialmente dirigido a familias occidentales.

En un informe de archivo de la televisión estadounidense que puede verse al comienzo, un enviado especial a Pekín relata: «Los oficiales chinos usan multas, incentivos económicos y propaganda» para desalentar a las familias a tener más de un hijo. La película muestra publicidades de televisión y carteles en las calles usados sistemáticamente por el régimen para persuadir a la población durante décadas.

El relevamiento de un censo realizado durante el año pasado arrojó números inquietantes para el gobierno chino: durante 2020, el número de nacimientos cayó a 12 millones en un año. En 2019, habían nacido 14, 65 millones de bebés y la cifra se consideró entonces la más baja en la tasa de natalidad desde la fundación de la China comunista.

Madre de un niño de tres años y con residencia permanente en Estados Unidos desde hace una década, Wang apunta: «Muchos años me sentía avergonzada por tener un hermano. Ahora sé que fui afortunada por crecer junto a alguien. Quiero que mi hijo tenga un hermano como yo, pero quiero que esa decisión sea mía. Me sorprende la ironía de haber abandonado un país en el que el gobierno obligaba a las mujeres a abortar y mudarme a otro en el que el gobierno restringe los abortos. En la superficie parecen opuestos pero ambos le arrebatan a las mujeres el control de sus propios cuerpos«.

Trailer de One Child Nation, de Nanfu Wang