Central Airport THF
Esta coproducción con Alemania del director brasileño Karim Aïnouzrecorre las instalaciones del ex Aeropuerto Central Berlín-Tempelhof, una de las tres terminales aéreas de la capital alemana que fue cerrada en 2008 y reconvertida en asilo temporal para migrantes. Un espacio donde refugiados de distintos países esperan durante meses por una decisión estatal que los saque de ese limbo.
En el lugar, Aïnouz se interesa por dos historias: la de Ibrahim, un joven sirio de 18 años que huyó de la guerra, extraña a su familia y quiere empezar una nueva vida en Berlín y la de Qutaiba, un fisioterapeauta iraquí de 35 años que debió abandonar sus estudios de medicina para escapar a Europa. «Ibrahim está empezando su vida. Qutaiba me dio la oportunidad de mostrar a la otra parte, la de las personas que llegan ya con una vida hecha que se ha partido en dos. Tienen que reconstruir sus sueños y han dejado muchas cosas atrás. Es una forma de recordarle al espectador que estos refugiados no vienen a Europa porque les apetece y les parece un sitio genial. No es una elección», explicó el director en una entrevista con Cine Europa.
Protagonista involuntario de los vaivenes del siglo XX, el aeropuerto comenzó a operar en 1924 con el objetivo de convertirse en la terminal de aviones más grande de Alemania. Apenas diez años después ya recibía 81 mil pasajeros por año. Tras su ascenso al poder, el dictador Adolf Hitler propuso que fuese «el aeropuerto internacional más grande y más bonito del mundo». Con la caída de su régimen y el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, el lugar fue ocupado primero por la Unión Soviética y luego por Estados Unidos, que instaló su propia base aérea.
«Las autoridades alemanas no querían que se rodara allí dentro, lo cual es comprensible», contó el director sobre los permisos que debió conseguir para el rodaje. «Al principio se nos permitían muy pocas horas de grabaciones, pero poco a poco los responsables del lugar nos dieron más acceso y nunca supervisaron las imágenes. Entendieron que era importante que se documentara lo que estaba pasando».
Aïnouz pasó semanas grabando el movimiento interno dentro de los hangares. En Central Airport THF muestra las entrevistas con los recién llegados; las rutinas cotidianas de los que llevan meses en el lugar y las clases de alemán con una profesora particular. Antes de ser utilizado como centro de refugiados, el espacio sirvió de escenario para festivales y ferias de moda. De hecho, la zona de las pistas de despegue -considerada hoy el parque más grande de la capital– es un espacio de encuentro para cientos de visitantes cada fin de semana. «Tanto Tempelhof como la ciudad de Berlín tienen esa energía que favorece el cambio y el reciclaje constante. Es un lugar que dotaba a la historia de cierta épica y también de cierta ironía. Sin duda la hay en el hecho de que un lugar que era símbolo para los nazis haya acabado alojando a refugiados», dice Aïnouz.