The Rescue
La noticia recorrió el mundo en junio de 2018. Doce chicos y el entrenador de un equipo de fútbol tailandés quedaron atrapados en la cueva Tham Luang, en el norte del país, cuando una lluvia torrencial bloqueó todas las salidas.
En cuestión de horas, las autoridades locales montaron un megaoperativo que reunió a una docena de rescatistas estadounidenses y miembros de la Navy SEALS, la fuerza de operaciones especiales de Tailandia. El primer paso fue confirmar la ubicación. Tham Luang es una de las cuevas más extensas y difíciles de explorar, especialmente en temporada de lluvias. Hasta la llegada de los británicos Rick Stanton y John Volanthen, dos aficionados con experiencia en este tipo de lugares, los buzos salían a la superficie sin novedades. Mientras tanto, en el exterior, los padres de los chicos y los medios de iniciaban una vigilia que duraría 18 días.
Stanton y Volanthen diseñaron un primer plan de búsqueda. Corría el día 8 y las chances de que el grupo estuviera con vida eran remotas. «El contingente estadounidense creía que era una causa perdida. En realidad, estábamos esperando una recuperación de cuerpos», recuerda uno de los entrevistados. Pese a todo, dos días después los británicos los encontraron a 4 kilómetros del lugar donde originalmente eran buscados.
En The Rescue, los cineastas Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin, directores de Free Solo, el extraordinario documental ganador del Oscar que se ocupa de las hazañas del escalador Alex Honnold, repasa este desesperante operativo de salvataje que estuvo a punto de fracasar.
En un contexto extremo, hambrientos, deshidratados y a punto de quedarse sin oxígeno, los doce chicos y su entrenador estaban con vida. Pero muy pocos en ese momento creían en el éxito de la misión. Era una carrera contra el tiempo: como los niveles de agua aumentaban por las lluvias, los encargados del salvataje improvisaron un sistema de bombas para desagotar la cueva y desviar la corriente a la montaña. Los rescatistas, por su parte, evaluaban todas las opciones para sacarlos del lugar: enviar suministros y esperar a que termine la temporada de precipitaciones; perforar zonas inexploradas de la cueva para habilitar una salida extra y, probablemente la más descabellada y novedosa de las alternativas, anestesiarlos y sacarlos con máscaras de oxígeno.
En una gran trabajo de edición que incluye muchos testimonios y mapas interactivos para tomar una dimensión de la zona, Vasarhelyi y Chin se las ingenian para mantener la tensión hasta el final de un rescate que mantuvo en vilo al mundo. «Creo que tengo una especie de gran orgullo por lo que hicimos», dice el buzo Rick Stanton. «Se podría decir que es la justificación para la dedicación que puse en un rídículo deporte minoritario que nunca nadie tomó en serio».