El nuevo documental de la directora chilena Maite Alberdi es una historia de amor y de entrega. Sus protagonistas son la actriz Paulina Urrutia y el periodista Augusto Góngora, dos reconocidas personalidades de la cultura en Chile, que durante más de veinte años fueron pareja. En 2014, cuando tenía 62 años, Augusto fue diagnosticado con Mal de Alzheimer, una enfermedad degenerativa que afectó su memoria y su comportamiento.
Durante cuatro años Alberdi los acompañó y logró registrar la intimidad de su vida cotidiana (sus paseos diarios, sus ejercicios matinales, sus rutinas compartidas) en la casa que Augusto y Paulina construyeron a comienzos de los años 2000 en las afueras de Santiago. Como en varias de sus películas anteriores, La memoria infinita es un documental de observación y una producción que completa una trilogía sobre la vejez junto a La Once y El agente topo.
En este caso, el amor, la belleza, la alegría y el dolor se convierten en el motor de un documental luminoso que, a su vez, también es un ejercicio de memoria. Durante la última dictadura, Augusto condujo Teleanálisis, un programa alternativo que fue clave para conocer lo que pasaba en Chile tras el golpe de Augusto Pinochet. «No creo que los que hayamos hecho videos en la clandestinidad fuéramos valientes, nosotros también teníamos miedo», dice Góngora en uno de los archivos que exhibe el documental.
«En mi vida profesional tengo dos crónicas: la de la muerte que condujo a la vida y la crónica de la creación en estos 18 años de democracia», apunta más tarde sobre su trabajo consecuente durante la transición democrática ocupado por mostrar la crisis social y dándole voz a figuras habitualmente marginadas como el escritor Pedro Lemebel.
La memoria infinita está grabada en dos tiempos, antes y durante la pandemia de Covid-19, cuando el rodaje se interrumpió y Paulina asumió por varios meses el registro de sus días de encierro con Augusto. «La película es una gran ilustración de lo importante que es la sociabilidad para las personas con demencia y para las personas con dependencia en general», dijo Maite Alberdi en una entrevista, cuando preguntaron por las tareas de cuidado que debió asumir Paulina. «Seis meses de pandemia para Augusto fueron seis años de deterioro en proporción a lo que venía cayendo. Tenía terapia, pero había perdido su relación con el mundo», apuntó la mujer sobre el avance impacable de la enfermedad.
Otro aspecto interesante de la película es el rescate de los archivos que dialogan con el presente. Además de los informes de Teleanálisis, que se pueden entender en detalle en este video, hay grabaciones de fiestas familiares o viajes de la pareja en distintas partes del mundo, casi siempre acompañados por una excelente banda sonora. El documental se construye a partir de lo que Augusto se acuerda, no de lo que Augusto se olvida.
En el transcurso de la próxima semana, si te sumás a la membresía para apoyar Línea Documental, vas a recibir como material extra una entrevista con Paulina Urrutia hablando sobre la película. De gira por los Estados Unidos, la agente de prensa de la directora Maite Alberdi facilitó a los periodistas algunas respuestas sobre el origen de La memoria infinita, el rodaje durante la pandemia y el legado de Augusto Góngora en la memoria de Chile.
El origen: «Augusto y Paulina son personajes públicos y reconocidos en Chile por muchos años. Un día me contrataron para hacer una presentación en una universidad donde Paulina era directora de la Escuela de Teatro. Mientras hacía la presentación, me di cuenta de que Augusto estaba en la sala. Él ya tenía Alzheimer, y vi cómo ella lo hacía parte de su trabajo y de su vida, él no estaba simplemente esperando en la casa. Él la estaba acompañando en el trabajo y ella lo dejaba participar, interrumpir, no se avergonzaba, incluso disfrutaba de tenerlo ahí. Nunca había visto a una persona con demencia tan integrada a un entorno, y a la vida de su cuidadora. Se veía que ella realmente gozaba estar con él».
En el transcurso de la próxima semana, si te sumás a la membresía para apoyar Línea Documental, vas a recibir como material extra una entrevista con Paulina Urrutia hablando sobre la película. De gira por los Estados Unidos, la agente de prensa de la directora Maite Alberdi facilitó a los periodistas algunas respuestas sobre el origen de La memoria infinita, el rodaje durante la pandemia y el legado de Augusto Góngora en la memoria de Chile.
El rodaje: «Esta es la primera vez que hago una película que me conmueve en cada momento. Tuve la suerte de acompañar a Augusto y Paulina a lo largo de cuatro años. Éramos un equipo pequeño de tres personas: yo, el director de fotografía y el sonidista. Intencionalmente queríamos ser un equipo pequeño. Necesitábamos serlo para respetar su privacidad, no ser intrusivos. El director de fotografía había trabajado con Augusto en sus programas de TV, por lo que se conocían muy bien hace muchos años. En el proceso de seguirlo, Paulina también tomó la cámara para grabar, registrando momentos muy íntimos que yo jamás habría visto, que jamás habría tenido acceso, por ejemplo, en la mitad de la noche. Además, filmó durante la crisis de Covid-19, donde no era seguro que estuviéramos allí, y ella compartió ese material con nosotros».
En el transcurso de la próxima semana, si te sumás a la membresía para apoyar Línea Documental, vas a recibir como material extra una entrevista con Paulina Urrutia hablando sobre la película. De gira por los Estados Unidos, la agente de prensa de la directora Maite Alberdi facilitó a los periodistas algunas respuestas sobre el origen de La memoria infinita, el rodaje durante la pandemia y el legado de Augusto Góngora en la memoria de Chile.
El desafío: «Creo que lo más complejo fue la incertidumbre de no saber hasta dónde y hasta cuándo filmar, o si íbamos a seguir, qué teníamos que hacer en la pandemia, etc. Es una película en la que no tenía certezas cuando estábamos grabando, cuándo íbamos a terminar, cómo terminaría o cómo podríamos terminar. Y lo más desafiante fue el montaje, entender cómo se armaba este puzzle, cómo el montaje representaba también el punto de vista de cómo estábamos entendiendo la memoria, cuánto de su pasado mostrar, cómo construir la identidad individual y de pareja de ellos, en el pasado, el presente y el futuro, cómo representar una memoria infinita. Este puzzle de memoria donde las piezas, se cruzan y se relacionan y te mueven de un lado a otro, sin una narrativa tradicional, sino más bien sensorial y afectiva, fue lo más difícil de ejecutar».
El legado de Augusto Góngora: “Augusto fue un periodista muy importante, y su trabajo tuvo lugar en dos etapas diferentes de la historia de Chile. Durante la dictadura tuvo un rol clave al ser parte de Teleanálisis, un noticiero clandestino que daba cuenta de lo que pasaba en el país, cuando la televisión abierta y los medios de comunicación no cubrían lo que ocurría. Él junto a otros compañeros periodistas salían a la calle a registrar todo lo que pasaba, entrevistaban a la gente, y esas cintas las distribuían de manera clandestina en todo el país. Esas imágenes son hoy el principal archivo que existe del período de dictadura en Chile. Él estaba a cargo de generar lo que es hoy la memoria visual de un país, es muy importante en nuestra historia. Durante el retorno a la democracia, estuvo a cargo de todos los programas culturales de Televisión Nacional de Chile (televisión pública), como conductor, productor y guionista. Estuvo a cargo de dos crónicas, la de la historia de este país y la crónica de la creación artística local».
La vejez como documental: «Creo que me interesa asumir la normalidad del decaimiento y la vejez, ver la belleza en la fragilidad y explorar con normalidad la finitud y la muerte. Es el paso del tiempo. Nadie nos ha enseñado a envejecer y a morir, a mí me interesa observarlo, normalizarlo. Quiźas le puede traer confort a alguien que está lidiando con ese miedo».
La enseñanza de La memoria infinita: «Paulina dice que para evolucionar como sociedad todos tenemos que cuidar a alguien alguna vez en nuestra vida. Hay algunos que han cuidado demasiado, y otros muy poco. Cuidar no garantiza la gentileza y delicadeza, aquí vi, gentileza, amor y delicadeza. Con ellos aprendí que no hay cánones sobre qué es ser pareja ni una sola forma de vivir una relación».